InicioColumnistas‘Canica’ by Anna Redman Pablo

‘Canica’ by Anna Redman Pablo

Las mujeres tenemos un don especial para percibir aquello que trasciende lo visible: intuimos conexiones invisibles, damos significado a los objetos más pequeños y transformamos los recuerdos en relatos sensoriales. Es precisamente esta sensibilidad la que se materializa en Canica, la más reciente colección de Anna Redman Pablo. Inspirada en un hallazgo fortuito –una canica perdida en la arena de Bayahíbe y reencontrada años después–, esta colección es un homenaje a la memoria, al azar y a la naturaleza que nos envuelve.

Desde su infancia, la diseñadora sintió una atracción por las canicas, no solo como juego, sino como pequeños universos en miniatura. Su colección rescata esa fascinación infantil y la convierte en piezas que oscilan entre lo escultórico y lo ponible, entre la nostalgia y la modernidad. Con una visión que fusiona el prêt-à-porter con la joyería, Canica se sumerge en la fluidez del mar Caribe, en los reflejos de los vidrios gastados por la arena y en la suavidad de las fibras naturales.

Sobre la colección

Las texturas de la colección evocan la espuma del mar y los fragmentos de coral que quedan atrapados en la orilla. Los colores reflejan el vaivén de la luz sobre las aguas de Bayahíbe, incorporando tonos cristalinos, arenas suaves y la profundidad azulada del mar. A través de la joyería, la diseñadora reinterpreta elementos orgánicos: caracoles, muelas de cangrejo y vidrios reciclados se convierten en piezas únicas, ensambladas con canicas de segunda mano, rescatadas como pequeños tesoros del pasado.

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Pero más allá de su estética, Canica es también un testimonio de sostenibilidad y producción consciente. La diseñadora elige fibras biodegradables como el lino y la seda, limitando la producción para minimizar desperdicios y asegurando que cada prenda y cada joya tengan una historia que contar. Su enfoque no solo revaloriza la belleza de lo encontrado, sino que también nos invita a mirar con otros ojos lo que nos rodea, a redescubrir lo que creíamos perdido y a sentir la magia de los objetos que nos acompañan a lo largo del tiempo.

Si Canica fuera una emoción, sería el asombro ante lo inexplicable, el eco de una coincidencia que se siente casi mística. Y si fuera un recuerdo, sería esa sensación de reencontrar algo que creíamos olvidado, como si el destino hubiera trazado un camino invisible entre nosotras y los fragmentos de nuestra propia historia.

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Las mujeres vemos más allá de lo evidente. Percibimos historias en los objetos, conexiones en lo cotidiano y belleza en lo inesperado. La colección Canica de Anna Redman Pablo es un reflejo de esta sensibilidad: un diálogo entre la memoria y el presente, entre el arte y la funcionalidad. A través de tejidos etéreos y joyería que captura la esencia del mar, nos recuerda que lo perdido puede volver a encontrarse… y que, a veces, la magia está en los detalles.

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