En el corazón vibrante de Piantini, donde la ciudad late con ritmo tropical y las noches se visten de promesas, acaba de abrir sus puertas Palma & Celia, un refugio para los amantes del buen vivir, del sabor con alma y de los detalles que despiertan los sentidos. Este nuevo oasis culinario, ubicado en la av. Roberto Pastoriza #457, es mucho más que un restaurante: es un homenaje viviente al Caribe de ayer y de hoy, una carta de amor a nuestras raíces isleñas escrita con ingredientes, música y diseño.


Detrás de este sueño hecho realidad están María José Manrique y Miri Cotes, dos empresarias colombianas oriundas de Santa Marta, cuya pasión por la cocina y la estética se traduce en una experiencia sensorial que no se parece a ninguna otra en Santo Domingo. Desde su cálida inauguración para medios e invitados especiales, hasta su reciente apertura al público, Palma & Celia ha capturado corazones con su promesa de sabrosura sin prisa.




Aquí, del sol al son –desde las 8:00 a. m. hasta la 1:00 a. m.– se sirve un festín de emociones. El menú es una celebración del Caribe sofisticado: cocina internacional con alma local, donde el pescado llega a la mesa con perfume de coco y cilantro, y los mariscos se presentan sobre fondos cremosos de maíz o yuca con una elegancia que no olvida sus orígenes. Las bebidas, por su parte, son verdaderos rituales: coctelería de autor que mezcla ron, frutas tropicales y especias con un equilibrio magistral, como si cada sorbo contara una historia al oído.


Elegancia en cada rincón
El espacio, distribuido en dos niveles y una terraza, respira nostalgia tropical. Sus lámparas artesanales y mobiliario hecho a medida traído desde Colombia, envuelven al visitante en una atmósfera íntima y evocadora. No es casualidad que desde las 8:00 p. m., cada noche se encienda el alma del lugar con música en vivo, cuidadosamente seleccionada para acompañar la velada con acordes de bolero, son, bossa nova y jazz caribeño.




Palma & Celia se perfila como el nuevo epicentro del lifestyle dominicano. Un espacio para quienes saben que vivir bien no es correr, sino saborear cada instante con alegría, ritmo y estilo. Porque en este rincón del Caribe, cada detalle tiene sazón, cada plato una memoria, y cada noche, la promesa de volver.