InicioEntrevistasAlberto Jiménez Caballero:  Liderando una lucha incansable por la niñez 

Alberto Jiménez Caballero:  Liderando una lucha incansable por la niñez 

La Fundación La Merced lleva 15 años siendo un rayo de esperanza para cientos de niños, niñas y adolescentes en Santo Domingo Oeste. Inició como un proyecto pequeño de la mano del padre Tomás y un grupo de voluntarios de la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en Las Caobas; sin embargo, con el pasar del tiempo, se ha convertido en una organización clave en la lucha contra la explotación infantil. Alberto Jiménez Caballero, director ejecutivo de la fundación, encarna la misión de prevenir y reducir el trabajo infantil mediante la educación y el acompañamiento integral. “Trabajamos para que cada niño pueda vivir con dignidad y contribuir a una sociedad libre, justa y solidaria”, nos comenta.

Los inicios de la fundación se remontan a un gesto sencillo pero poderoso: ofrecer comida, juegos y actividades educativas a los niños limpiabotas de la zona, quienes llegaban diariamente a ganarse “los chelitos”. Ese acto de amor y respeto marcó el camino para brindarles una alternativa a la calle, dejando atrás la caja de limpiabotas y abriéndoles las puertas a nuevas oportunidades. Hoy, la fundación continúa con ese legado, brindando apoyo integral no solo a los niños, sino también a sus familias, promoviendo el bienestar colectivo y el desarrollo comunitario.

Para Jiménez, liderar esta causa va más allá de una simple responsabilidad profesional; es un compromiso de vida. Nacido en España, Alberto recuerda con gratitud una infancia llena de amor, cuidado y oportunidades, valores que ahora se esfuerza por transmitir. “Me siento un privilegiado, y quiero dar a otros lo que yo he recibido. La infancia es el cimiento de cualquier sociedad; debemos asegurarnos de que sea sólida, amorosa y llena de esperanza”, afirma. En La Merced, encontró el lugar y la misión que le permiten devolver a la vida lo que él considera un regalo invaluable.

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Sin embargo, la lucha contra la explotación infantil está plagada de desafíos. La pobreza, la desigualdad y la falta de acceso a una educación de calidad son barreras que afectan directamente a los niños de comunidades como Bienvenido, en Santo Domingo Oeste. “Uno de los mayores retos que enfrentamos es la necesidad de más y mejor educación. Necesitamos más escuelas, aulas, maestros capacitados. Solo con una educación inclusiva y de calidad podremos reducir el trabajo infantil”, asegura Jiménez. Él considera esta labor como una carrera de fondo, donde cada paso cuenta, y donde el impacto local se multiplica gracias a la colaboración de instituciones, donantes y políticas públicas enfocadas en el bienestar infantil.

El impacto emocional de trabajar diariamente en un área tan delicada no es fácil de sobrellevar. Jiménez describe su labor como una montaña rusa de emociones, pero asegura que encuentra fuerza en su familia, amigos y la comunidad que lo rodea. “Mi familia es mi pilar. Mis padres, aunque a la distancia, siempre están ahí, al igual que mi esposa e hijo. También cuento con un equipo comprometido y personas increíbles que suman cada día. Eso hace que el camino, aunque difícil, sea más llevadero”, reflexiona. Además, destaca que Fundación La Merced es el resultado del trabajo conjunto de muchas personas e instituciones que, desde la fe y el corazón, se dedican a servir a los demás.

Extiende una invitación abierta a quienes aún no conocen el trabajo de La Merced: “No pierdan tiempo, vengan a colaborar. Aquí todos son bienvenidos, y siempre se recibe más de lo que se da. Hay mucho por hacer y este es un lugar maravilloso para dejar tu huella. Lo importante no es solo lo que haces, sino el propósito detrás de ello: luchar por una niñez libre, sin trabajo infantil”.

Alberto nos define su legado como las experiencias, la familia, los amigos y los sueños compartidos. Un accidente automovilístico a los 17 años, que casi le cuesta la vida, marcó un antes y un después en su existencia. Desde entonces, dedica su tiempo y esfuerzo a transformar tantas vidas como sea posible a través de la Fundación La Merced. Con una visión clara y un corazón lleno de esperanza, Jiménez y su equipo trabajan incansablemente para crear un futuro en el que cada niño tenga la oportunidad de soñar y alcanzar sus metas. 

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