Sé que, cuando piensas en Portugal, las ganas de probar sus deliciosos quesos y vinos no se hacen esperar. Pero este país europeo te ofrece más que eso. Es hogar de sabios y musa de soñadores.
Al recorrer este territorio, te darás cuenta de por qué el viajero que llega a Portugal quiere llevarse a casa cada cuento fantástico que escuchó en una esquina, cuando buscaba perderse entre la gente. Esta tierra cuenta con una larga lista de lugares impresionantes, siendo la Estación de Porto-São Bento, la cita ineludible.
Una estación de trenes llena de magia
Esta fue inaugurada en el año 1916. La arquitectura de esta terminal ferroviaria estuvo a cargo del portugués José Porto, Marqués da Silva. Él utilizó su ingenio para reflejar, en la edificación, sus influencias arquitectónicas francesas.
Al viajar en sus trenes y conocer todos sus espacios, puedes oler la prisa de la gente, pero, también, ser testigo de las bienvenidas y despedidas más tiernas, de esas en que las lágrimas dicen más que las palabras.
Cabe destacar que el arte es uno de los principales atractivos de los visitantes, ya que su vestíbulo principal cuenta con grandes e imponentes murales de azulejos, que tienen grabados relevantes momentos históricos de Portugal. El pintor Jorge Colaço fue el autor de este magnífico derroche de arte y cultura.
Muchos prefieren contemplar estas obras, mientras el sol que entra por los ventanales hace que su luz se convierta en el mejor reflector para los que desean no perderse ningún detalle de acontecimientos como cosechas, coronaciones, batallas y procesiones, que fueron plasmados en las páginas de los libros de historia.
Mientras recorres sus pasillos, puedes ver a los amantes de la arquitectura, observando con admiración todo a su alrededor, como quien se emociona al contemplar la belleza de la luna.
Los artistas, en especial los dibujantes, son quienes trazan las vidas ajenas en sus hojas en blanco, antes de que el tren en espera emprenda su viaje…