Su increíble maestría al momento de dirigir se traslada de la pantalla a este refugio italiano, donde destaca de igual manera que en sus películas, la esencia de la historia, la cual rodea a este palacio construido en 1892 por su abuelo Agostino, en el municipio de Bernalda y que Francis Coppola adquirió en 2005.
Suelos de baldosas y mármol, y frescos pintados a mano le otorgan a este espacio un aire de misticismo que se conjuga con el toque romántico de los jardines así como de la cinemateca que cuenta con la colección exclusiva del cine italiano del director oscarizado.
El Palazzo Margherita, hoy convertido en un hotel, dispone de nueve suites, de las cuales, cada una lleva el nombre de uno de los miembros de su familia. Esta mansión italiana es por sí sola una postal deslumbrante que quizás sin proponérselo retrotrae a sus huéspedes hacia el árbol genealógico del director de El padrino.