InicioEntrevistasReportajesLa revolución de la moda en la pantalla: De “Sex and the...

La revolución de la moda en la pantalla: De “Sex and the City” a “Emily in Paris”

La televisión y el cine han sido, durante décadas, no solo narradores de historias, sino también vitrinas de estilo que marcan generaciones enteras. Algunos programas y películas no solo entretienen: dictan tendencias, reescriben códigos de vestimenta y convierten personajes ficticios en íconos reales. De Sex and the City a The Nanny, o desde El Diablo Viste a la Moda a Emily in Paris, la moda ha dejado de ser un complemento para convertirse en protagonista.

Sex and the City: la democratización del lujo

Cuando Sex and the City debutó en 1998, no solo cambió la conversación sobre las relaciones y la vida urbana: cambió la manera en que las mujeres veían la moda. Patricia Field, la estilista detrás del vestuario del show, rompió las reglas al mezclar alta costura con hallazgos vintage y piezas accesibles. Carrie Bradshaw, con sus inolvidables Manolo Blahnik, sus tutús de ballet y sus audaces elecciones de estampados, encarnó la idea de que el estilo personal estaba por encima de las tendencias.

Más allá del glamour, Sex and the City enseñó que la moda era una extensión de la identidad. Cada personaje –Charlotte, Miranda, Samantha y Carrie– representaba una estética particular, creando un lenguaje visual que resonaba más allá de la pantalla. Y, lo más importante, puso nombres como Dior, Fendi o Jimmy Choo en el vocabulario cotidiano.

The Nanny: maximalismo y autenticidad

Antes de Carrie, estuvo Fran Fine. The Nanny (1993-1999) es un ejemplo brillante de cómo la moda puede construir un personaje de manera entrañable y explosiva. Con un vestuario que oscilaba entre Moschino, Versace y Christian Lacroix, Fran, interpretada por Fran Drescher, no solo rompió moldes de estilo: los celebró.

El maximalismo de The Nanny era todo menos caricaturesco. Cada estampado, cada hombrera y cada combinación de colores vibrantes hablaban de una mujer que se adueñaba de su espacio sin pedir disculpas. Hoy, en plena era del “dopamine dressing”, el legado de Fran Fine resurge como un manifiesto de autenticidad y audacia en el vestir.

Sex and The City
The Nanny

El Diablo Viste a la Moda: moda como poder

En 2006, El Diablo Viste a la Moda llevó a la pantalla grande la fascinante –y temida– industria de la alta costura. Más que una sátira, la película protagonizada por Meryl Streep y Anne Hathaway presentó la moda como un sistema de poder, influencia y transformación.

El vestuario, a cargo de Patricia Field, elevó cada escena a un desfile silencioso. Andy Sachs pasa de ser una asistente desaliñada a una figura pulida y segura, utilizando la ropa como herramienta de autodefinición. Miranda Priestly, con su helada elegancia, encarna una sofisticación atemporal donde cada prenda es un símbolo de estatus y control.

Más que glorificar marcas, El Diablo Viste a la Moda recordó al público que la moda –incluso en su aparente superficialidad– es una fuerza cultural que moldea percepciones, ambiciones y narrativas personales.

Sex and The City
El diablo viste a la moda

Emily in Paris: moda como fantasía contemporánea

Con Emily in Paris, la moda vuelve a ocupar un lugar central, pero bajo el prisma de la fantasía millennial. La serie, estilizada por Marylin Fitoussi bajo la dirección creativa de Patricia Field, recrea una versión glamorosa y despreocupada de París, donde cada atuendo es un estallido de color, estampados arriesgados y combinaciones inesperadas.

Emily Cooper, interpretada por Lily Collins, no viste para encajar: viste para destacar. Sus elecciones, a veces tan osadas que desafían toda lógica parisina tradicional, representan una nueva generación que ve la moda como un acto de expresión libre y global. En un mundo saturado de normas y restricciones, el vestuario de Emily in Paris ofrece un escape hacia una utopía estética sin límites.

Sex and The City
Emily in paris

La moda en la pantalla, más relevante que nunca

Hoy, en la era del streaming y las redes sociales, la relación entre moda y entretenimiento es aún más intensa. Los looks de las series viajan instantáneamente a Instagram, TikTok y Pinterest, donde inspiran imitaciones, análisis y tendencias virales. Cada personaje icónico abre diálogos sobre identidad, empoderamiento y estética personal.

Lo que Sex and the City, The Nanny, El Diablo Viste a la Moda y Emily in Paris tienen en común no es solo un despliegue de diseñadores famosos: es su capacidad para entender que la moda es narración. Es cómo se cuenta una historia sin palabras. Es cómo un abrigo, un vestido o unos tacones pueden ser un acto de independencia, una declaración de sueños o una invitación al juego.

En última instancia, estos shows no solo nos enseñaron a vestir mejor. Nos enseñaron que, a través de la moda, también podemos vivir mejor: más auténticos, más audaces, más conscientes de que cada día es, en sí mismo, una oportunidad para crear arte en movimiento.

Ismalay Liranzo
Ismalay Liranzo
Una muchachita vieja que le encanta escribir historias.
ARTÍCULOS RELACIONADOS
-Publicidad -

WHISPERS

Fundación La Merced: más de 15 años defendiendo los...

En el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, Fundación La Merced renueva su llamado a la acción...

MÁS HISTORIAS

- Publicidad -