EL CHEF ES…
Alberto Jiménez
Reinventando la cocina dominicana
Un accidente en las rodillas jamás había direccionado a alguien tan rápido hacia su destino como lo hizo con Alberto. Soñando con ser basquetbolista, y con apenas 10 años, se encontró en casa de sus bisabuelos maternos en recuperación. Su bisabuela preparaba un Apple Strudel (“Apfel Strudel”, un plato tradicional alemán) y le insistió en que le ayudara.
Al tercer llamado, ambos se encontraban en la cocina; y aunque estos terminaron por conformar sus primeros encuentros con el mundo culinario, no fue hasta que su abuelo lo probó y dijo: “¡Qué bueno está esto!”, que se enamoró… más que de esta carrera, de lo que podía provocar un plato en cada comensal.
Cuatro meses más tarde ya estaba tomando clases de cocina en Kitchen Center, junto a un grupo de señoras contemporáneas a su abuela. A los 12 empezó a trabajar en el restaurante de los Bonarelli, una pareja amiga de sus padres, y a los 18 volaba hacia Estados Unidos para cursar, en el Culinary Institute of America, AOS en cocina y un BPS que contemplaba el área de negocios con concentración en “Farm to table”, el concepto “de la granja a la mesa” que pretende aplicar en todos los productos, ingredientes, que utilice en su cocina. Es joven, pero también un gran visionario.
Tan pronto se graduó, fue tras su próxima meta: años de experiencia, al menos cinco, para ser específicos. Idea que interpuso a la de dar apertura a su propio restaurante de inmediato, porque entiende que la clave del éxito es primero desarrollarse, aprender de los mejores, y eso ha estado haciendo.
Estuvo dos años en Marea, Nueva York, espacio gastronómico que considera su alma mater porque dice que fue allí donde adquirió su fundamento como cocinero. Después siguió Fabrique, en Suecia, donde estuvo cinco meses, y viajó por el mundo de la fermentación, añejamiento y conservas.
Comparte que lo siguiente es refinar técnicas y el aspecto de negocio detrás de la industria, objetivo que aspira alcanzar en España, para septiembre del año entrante. Entonces, quizás sea hora de regresar a casa y sacar del horno el gran recetario de su vida: la revolución gastronómica que considera tanto necesita nuestro país, y de la que estamos seguros será figura importante, implementando y reforzando las tendencias del fine dinning, menu tasting y la elaboración de platos a base de productos creados exclusivamente para su restaurante.
Entre conversación, nos confesó que era de los que les pedía a Santa ingredientes; su lista la encabezaban las habichuelas y los plátanos maduros y, a la fecha, no es tanto lo que ha cambiado. Todas sus recetas son muy dominicanas, pero reinventadas; de eso ha sido testigo el público que asistió al “X-mas Table Tasting”, el primer evento que realiza de este tipo, durante su breve estadía en la República, donde propuso, con cuatro tiempos, una versión moderna del tradicional menú navideño dominicano y cuyo plato principal fue el cerdo con ciruela que nos comparte a continuación.