SOMOS SU VOZ.
Hay una cuenta en Instagram que suelo seguir y es la de @reefcheckdr, una ONG que protege los arrecifes de coral y que están comprometidos con la labor que tiene que ver con el mar y la conservación de sus especies. Es una página muy ilustrativa con fotos coloridas y que transmiten un mensaje muy fácil de asimilar. Hace unos días le solicite a su presidente, Dr. Rubén Torres, que me enviara alguna información de interés para compartirlas con ustedes y conocer datos sobre la langosta (Panulirus argus y otras especies) que rodea nuestros mares… la que tiene antenas diferentes a la que tiene muelas, que se encuentra en mares fríos y la cual no entra en veda por su abundancia natural.
Les compartimos datos curiosos sobre la langosta que deseamos que conozcan. Su apareamiento es, como especie, de un hermoso cortejo… una especie de abrazo donde el macho deposita esperma debajo de la cola de la hembra para fertilizar los huevos, la hembra los descarga hacia el esperma donde se fertilizan y después ella los guarda en su cola por dos meses. Los huevos crecen y se tornan de color rojo. Al final de los dos meses, la hembra busca un sitio con mucha corriente para descargar todos sus huevos.
Los huevos viven una etapa de plancton de seis a 10 meses para llegar a desarrollarse en larvas juveniles y esconderse entre manglares y pastos marinos para protegerse de los depredadores; de tres a cinco años llegan a ser adultos reproductores y completan el ciclo que les dio la vida.
Un 99 % de los huevos morirán antes de que se puedan desarrollar, se tiene la errada creencia de que si se captura la madre y se dejan los huevos, los mismos se desarrollarán, pero la verdad es que si los huevos son despojados de la madre, morirán porque no saben subsistir sin su protección. Igualmente si se toca o se molesta a la madre durante este período, aumenta la mortalidad de los huevos.
La mayor parte de su reproducción ocurre en estos meses y es de suma importancia respetar este período para evitar la destrucción de millones de huevos. Es tan simple, que si no le damos la oportunidad de reproducirse, no permanecerán más en el futuro. Como ven, es algo complejo y quizás al comprender este ciclo se logre crear conciencia en cuanto a la importancia que tiene la pesca responsable de esta especie.
Hace unos pocos años y gracias a la iniciativa de importantes Fundaciones y de voluntarios, tres pescadores dominicanos pudieron viajar a México para conocer los últimos avances en el manejo sostenible de recursos pesqueros y áreas marinas protegidas.
En las aguas de México se ha implementado una técnica de pesca de langosta altamente sostenible y de una productividad sencillamente asombrosa. Se trata del uso de “casitas” de langostas, las cuales no son más que estructuras planas de cemento que ofrecen refugio y sombra para las langostas en zonas lejos de los arrecifes de coral. Los pescadores de la zona han dividido el fondo marino en “parcelas” tal y como hacen los agricultores, en donde cada pescador coloca sus casitas y “cosechan” sus langostas durante la temporada de pesca. Cada pescador se hace acompañar de otro, ayudándose recíprocamente a pescar sus parcelas. Haciendo esta práctica y a través de un proceso de cambio de varios años, ellos han logrado obtener un beneficio tal, que en este momento representan un ejemplo a nivel internacional.
Cuentan estos pescadores que en un día de pesca pudieron apreciar cómo sus amigos mexicanos pescaban entre 400 y 500 libras de langosta en apenas una mañana, las mismas se encontraban en sus casitas y eran atrapadas con mucho cuidado con un colador de malla, evitando herir o matar las que pudiesen estar ahuevadas con quizás hasta 500,000 huevos. Las colocan en cajas ventiladas que mantienen húmedas o sumergidas en el mar hasta llegar a tierra para su distribución.
Los pescadores dominicanos relataron: “Ese día comimos mucha langosta con la conciencia limpia y saboreando la posibilidad de que algún día no muy lejano, los dominicanos podamos comer la langosta de forma sostenible”.
EDITORIAL.