l Body and Soul.
Tanto el hombre como la mujer tienen en su naturaleza habilidades y destrezas que pueden manejar mucho más fácil en un caso y en otro. Según nuestra herencia antropológica y fisiológica, si bien es cierto que la naturaleza tiene una predilección especial por las madres en cuanto a la supervivencia inicial del bebé, por el alimento, el amor y la fusión sana y normal que es necesaria, también, el rol principal del padre en estos primeros años de vida, es de ofrecer la ayuda idónea, ser un sostén, para que la madre pueda cumplir con su función.
“Un buen padre debe cuidar a la madre, en los problemas de la vida, protegerla del mundo externo, ayudarla para que sus preocupaciones emocionales tan normales en este ser maravilloso se puede completar, más adelante ayudará a la creatura a un proceso de separacion de la madre y a que este nuevo miembro de la familia construya su yo y los mecanismos de defensas internos para enfrentar el mundo de una manera sana”, la afirmación es del destacado psicólogo clínico René Omar García.
Con lo anterior expuesto se cae la falsa creencia de que el hombre es solo un proveedor material y que su aporte a la nueva criatura es “cosa de mujeres”. En este sentido, el experto aclara que hay un miedo histórico en cuanto al bebé y, más que desvincularse de las tareas normales del niño, existe un miedo al infante, una fobia en el nivel arquetípico.
“La función del padre se ha ido redescubriendo. El padre es ese otro yo que crea en mí apego seguro, me cuida y me protege, es diferente a mi madre y me ama. El padre tiene una función de identidad en los hijos. Cuando un padre está emocionalmente presente en la vida los hijos, estos crecen con respeto a sí mismos y se autocuidan”.
Editorial
Importancia del padre
Se acerca el Día de los Padres y, al igual como hicimos para el de las Madres, quise abordar la importancia de la presencia del padre en la vida del individuo desde su concepción. Me preocupa sobremanera la cantidad de hogares incompletos sin la figura vital del padre. ¡Cuántas madres criando a sus hijos solas, sin acompañamiento alguno!, y por más que se empeñen en ser «madres y padres» a la vez, no lo consiguen pues ese vacío no lo sustituye nadie.
Contrario a lo que se cree, el aporte emocional que debe y puede ofrecer un hombre tiene un valor incalculable y, si llegáramos a disminuir su ausencia, las pésimas estadísticas de embarazos en adolescentes, delincuencia, consumo de sustancias prohibidas entre otros flagelos no fueran tan alarmantes. Por causas del destino no pude criarme al lado de mi padre. De manera consciente para mí no era un problema, es más, justificaba su ausencia, con decirme a mí mismo que era lo mejor puesto que tendría menos reglas que cumplir.
En una práctica grupal en la universidad, una maestra nos pidió que escribiéramos lo peor que nos ha pasado en la vida y que fuéramos capaces de compartirlo. Me analicé y no tenía nada que escribir. Para no dejar de participar puse que había sido criarme sin mi papá. Cuando llegó mi turno, estallé en llanto, salió ese dolor que me hizo entender cuán necesaria es la presencia de esta figura que, entre otras cosas, nos enseña a soñar, a aventurar, a sentirnos seguros y confiados.