texto Juana Cabrera fotos Fuente externa
Si hay que hablar de controversias, Irlanda suele ser tema de conversación cuando se trata del origen del whisky. Y es que este próspero país de la Unión Europea forma parte importante de la disputa entre si fue o no la primera nación en destilar esta bebida, y aunque varios afirman que fue Escocia, los registros muestran lo contrario.
Todavía es incierta la fecha en que se destiló whisky por primera vez. Sin embargo, las reseñas más antiguas apuntan al 1405, cuando los monjes lo preparaban. Cerca de esa fecha, Irlanda se convirtió en una especie de sede para la práctica del catolicismo, a raíz de que los bárbaros habían arrasado con gran parte de los territorios europeos, motivando la migración hacia otras tierras.
Es en este contexto que llega a Irlanda un grupo de monjes que llevaban consigo un objeto llamado alambique, para destilar perfumes y medicinas. Al poco tiempo, los irlandeses notaron que este instrumento podía ser utilizado para otros fines. Aquello dio origen al Uisce Beatha, o «Agua de la Vida» en irlandés.
Lo primero en destilarse fue una mezcla de cebada y agua, a partir de ahí se obtuvo una bebida alcohólica, que, en palabra anglicanizada, se conoce como whisky.
A partir del siglo XII, la fama del whisky irlandés comenzó a crecer aceleradamente, siendo hasta los inicios del siglo XIX la referencia a nivel mundial. No obstante, una serie de episodios bélicos y económicos llevó al auge del whisky escocés, quitándole mercado al irlandés.