Es conocido por todos que uno de los principales problemas en la vida de Ernesto de Hannover, es su debilidad por las bebidas alcohólicas. Situación que le ha supuesto, incluso problemas judiciales, de hecho hace solo unos meses logró librarse de la prisión, después de protagonizar un incidente con unos trabajadores de un establecimiento, mientras se encontraba en estado de embriaguez.
El ex marido de Carolina de Mónaco, se encuentra en un momento muy difícil de su vida, y es que además de cumplir diez meses de libertad condicional e indemnizar a los trabajadores, el juez determinó que debía dejar la bebida. Es precisamente por esta petición que Ernesto de Hannover decidió ingresar de manera voluntaria a un ‘hotel de salud’ ubicado en Altausse, Austria.
Con esta decisión Ernesto de Hannover intenta poner fin de una vez por todas a sus adicciones. Pero, ¿Cómo es el centro donde ha ingresado? Conocido bajo el nombre de Vivamayr, esta clínica es reconocida por acoger estrellas del espectáculo, de la talla de los Rolling Stone y modelos de primer nivel como, Kate Moss y actrices como Elizabeth Hurley.
Uno de sus mejores alicientes para superar esta adicción es retomar la relación con su hijo mayor, con quien mantiene una millonaria batalla judicial.
El centro tiene establecidas unas normas para todos sus residentes, entre las que se encuentran levantarse a las 6:30 de la mañana para tomarse una bebida depurativa que ponga en orden su organismo o actividades que buscan su equilibrio físico y mental.
Vivamayr es una de las clínicas más prestigiosas y lujosas del mundo, y se ha convertido en el lugar preferido para las celebrities que desean acabar con sus problemas de salud.
Como es de esperar, el hotel tiene prohibido el consumo de bebidas alcohólicas y es un espacio libre de humos. En cambio, puedes disfrutar de una gran carta de infusiones de vitaminas y antiedad. Este lugar no está solamente dedicado a las adicciones, allí también pueden acudir las personas que quieran depurar su organismo o perder peso. Algo que deja claro la descripción de la página web es que la rutina es estricta, pero lujosa.
“Es maravilloso, aquí conoces a gente agradable, empleados y muy buen personal médico”, aseguró hace poco Ernesto, que no está obligado a permanecer en el centro, disfruta también de la oferta gastronómica de los lujosos restaurantes de la zona. Una concesión un tanto peligrosa porque el segundo día se escapó para beberse unas cervezas y comer un trozo de tarta. Ha recibido la visita de su hijo Christian, que viajó desde Madrid para animarle en su recuperación.