Una dieta esencial para evitar el declive cognitivo
REPORTAJE ESPECIAL.
Volcamos nuestra mirada a una necesidad súper importante y es la de alimentarnos bien para que nuestro organismo funcione correctamente. De la mano de la especialista en Gerontología y Health Coach, Silvia Montes de Sturla, conoceremos cómo debemos llevar una dieta que nos ayude a tener una mejor calidad de vida.
fotos: iStock y Alondra Ángeles
Todos sabemos que el comer sano contribuye a la mantenencia de un cuerpo vigoroso y lleno de energía, lo que posibilitará la construcción de las bases de una vida activa y beneficiosa. Por ello, es indispensable el tomar decisiones inteligentes para crear un patrón habitual de una alimentación provechosa. En este caso, nos enfocaremos en lo que son los alimentos que harán que el cerebro se fortalezca.
Según la experta en medicina, la dieta que ha demostrado un mayor aporte de beneficios relacionados a una mejora en la expectativa de vida es la mediterránea. Afirma que: “La base de este régimen alimenticio es el consumo abundante de vegetales, hortalizas, frutas, legumbres, grasas monoinsaturadas/saturadas, uso de aceite de oliva, consumo usual de pescado o aves de corral, alimentos provenientes de la tierra, bajo consumo de lácteos, carne de ternera y cerdo. Igualmente, una ingesta asidua, pero moderada, de vino tinto, siempre evitando el azúcar refinada, los alimentos procesados y enlatados”.
De igual forma, nos hacer saber que existen alimentos súper poderosos para renovar la función cognitiva y que debe ser parte de la dieta diaria de todos, incluyendo los adultos jóvenes y personas mayores, siendo estos:
• Los vegetales como el brócoli, coliflor y repollo, entre otros.
• Té verde.
• Pescados azules.
• Nueces.
• Arándanos.
• Cacao.
En lo que respecta a alimentos ricos en magnesio, como las espinacas, las acelgas, el guineo, la auyama, los aguacates y otros que, según evidencia científica, su déficit se relaciona al declive cognitivo y envejecimiento cerebral.
Estar comprometidos con nosotros mismos suele ser un poco cuesta arriba y más cuando se trata de llevar un estilo de vida saludable que nos permita alargar nuestros años de existencia, evitando a toda costa el sedentarismo, cuya práctica nada recomendable hace que nos sumerjamos en la reincidencia de estar inactivo, repercutiendo esto negativamente en las personas, pero de manera más crucial en los envejecientes, quienes son más propensos en ver colapsar su salud.
Por tal razón, es indispensable que esta parte de la población se someta a una serie de cuidados que son vitales para su bienestar. Según su criterio, la gerontóloga establece que: “la clave de un envejecimiento exitoso es la prevención. Llevar un estilo de vida en balance, moverse más, tener responsabilidades y tareas en el hogar, acudir a sus chequeos médicos periódicos, entre otros. Fuera de esto, lo más importante es socializar, aún con las medidas de bioseguridad por los tiempos de pandemia”.
En ese mismo sentido, Montes de Sturla nos brinda otras pautas para ralentizar el proceso de envejecimiento o aparición temprana de enfermedades, al alegar: “la suplementación alimentaria es importantísima, ya que no todos los nutrientes esenciales que necesita el cerebro están presentes en las comidas, el sueño reparador (un antiaging ya que, mientras dormimos, sintetizamos las proteínas y necesitamos descansar para poder tener energía), el ejercicio físico (movernos, sobre todo rutinas de fuerza y resistencia para cuidar la masa muscular y evitar patologías como la sarcopenia), monitoreo de los factores de riesgo (HTA, diabetes, sobrepeso y colesterol, entre otras dolencias), y ejercicios para nuestro cerebro (estimularlo y mantenerlo activo y en utilidad)”.
Asimismo, la doctora cuenta con un proyecto llamado “Brain Balance” que alude a la medicina preventiva, siendo su pilar fundamental los hábitos de vida modificables y saludables, desde donde trabaja con la población de adultos jóvenes o adultez (27 a 59 años), con quienes el abanico de posibilidades de prevención (de no existir una condición) y tratamiento (si existiese una condición) es mucho mayor que con adultos mayores.