Tener el privilegio de conocer seres poseedores de una excepcional vibra positiva y una infinita creatividad que las convierte en referentes para las nuevas generaciones que anhelan hacer buen arte, merece ser convertido en un recuerdo indeleble. Ada Balcácer y Marian Balcácer, madre e hija, una pintora y la otra fotógrafa, ambas exitosas, admiradas y respetadas por su maravilloso trabajo creativo. Ellas, a través del tiempo, han ido hilando una hermosa historia llena de sacrificios, trabajo, dedicación y, sobre todo, amor. “Mi madre ha sido mi gran maestra en muchos aspectos”, así afirmó Marian Balcácer, al rebuscar con éxito, en su memoria, las palabras correctas para expresar lo agradecida que está con su progenitora. Esta admirable fotógrafa considera que una de las cosas que más la unen a ella es ese amor que Ada tiene por sí misma y sembró también en ella desde muy joven. “A mi madre le falta un brazo. Mi hermano y yo siempre hemos visto tres”, así se expresó Marian en alusión a la gran fuerza que posee Ada como persona.
También, nos confesó que su admiración hacia su labor artística la ha llevado a llenar las paredes de su hogar con sus obras, pues considera que ella expresa el color como pocas personas en el mundo. Mientras que Ada Balcácer, con expresión de satisfacción en el rostro, nos contó lo bien que se siente por el éxito que han tenido sus hijos en las carreras que han elegido estudiar. Además, agregó que su hija Marian tiene un ojo mágico para la fotografía, el cual debe a todas las influencias artísticas que tuvo desde su infancia.
“Mi hija nace con un contacto directo con muchos artistas visuales y de todo tipo. La casa era un punto de reunión y, desde pequeña, ella esta ahí dentro”, momentos que con mucha ilusión recuerda Marian Balcácer. “En aquellos años, llegaban a casa decoradores, arquitectos, políticos y poetas, pero es cuando llego a la escuela de diseño, Altos de Chavón, que comienzo a entender que todo aquello que aprendí en mi casa me había quedado de raíz, ahí fue que comenzó a florecer. Eso fue como una semillita que me inculcaron, con muchas inspiraciones de todo tipo”. En dicha prestigiosa institución educativa es donde Marian estudió la carrera de Diseño Gráfico, que también cursó su hija, Ada Bernal Balcácer, madre de Vera Amargós. Bernal Balcácer ha trabajado para importantes revistas, como Vogue Italia y Glamour, logros que llenan a Marian Balcácer de satisfacción.
Esta, también madre orgullosa, decidió dedicar gran parte de su vida a la fotografía, al elegir continuar sus estudios de diseño en el Instituto Europeo de Diseño, ubicado en Milán, Italia, donde quedó deslumbrada al conocer el taller de fotografía. A partir de ahí, ha utilizado el lente para derrochar todo el arte que lleva dentro, como su madre, quien a sus noventa años de edad no piensa retirarse, pues cree firmemente que nadie puede dejar de realizar un trabajo creativo. Hoy, Marian Balcácer se dedica a su familia también conformada por Noah, Alia y su esposo Diego. Igualmente disfruta con profunda felicidad hacer fotografías en donde la belleza sea la protagonista. Por otro lado, su madre continúa interesándose, como en sus bonitos inicios, por plasmar con su pincel todo lo maravilloso de la vida y los tesoros que adornan su diario vivir, para así continuar tocando las fibras más sensibles del alma de cada espectador que disfruta de sus obras. En las líneas anteriores, pudimos conocer un poco acerca de la historia de vida de dos mujeres y madres capaces de conmover con su genialidad.