En el mundo culinario, pocos nombres resuenan con tanta pasión y excelencia como el del chef latinoamericano Carlos García. Reconocido por su inigualable destreza en la cocina y su compromiso con la responsabilidad social, García ha llevado su arte más allá de los platos exquisitos para darle un sabor de esperanza a los niños necesitados en colaboración con UNICEF a través del proyecto “A Taste of Hope”.
Originario de Caracas, Venezuela, García desarrolló un amor por el arte culinario desde temprana edad, inspirado por los aromas y sabores que emanaban de la cocina de su abuela. Su pasión lo llevó a la prestigiosa Escuela de Cocina de Mey Hofmann en Barcelona, España, donde no solo perfeccionó sus habilidades, sino que también forjó conexiones que lo llevarían a formar parte de restaurantes legendarios como El Bulli de Ferrán Adriá y otros renombrados establecimientos.
Después de su intensa formación en Europa, García regresó a su tierra natal y se sumergió en la escena gastronómica venezolana. Durante cuatro años, lideró la cocina del restaurante Malabar en las Mercedes, mostrando su maestría en cada plato. Sin embargo, su ambición lo llevó a emprender un proyecto aún más audaz: el restaurante “Alto”, un lugar que rápidamente se convirtió en sinónimo de innovación y excelencia culinaria.
Pero la verdadera esencia de Carlos García va más allá de su virtuosismo en la cocina. Su compromiso con la responsabilidad social y su deseo de hacer una diferencia lo llevaron a unirse a UNICEF en la creación del proyecto “A Taste of Hope”. Esta iniciativa revolucionaria fusiona su pasión por la gastronomía con su deseo de mejorar la vida de los niños más vulnerables en todo el mundo.
