Frederick Kachar: Director O Globo, Brasil

Ritmo: ¿Qué significa para usted ser parte de la trayectoria de un medio tan importante para su país, y cómo ha impactado en la democracia del mismo?

Frederick Kachar: Para mí, es un gran honor y una gran satisfacción hacer parte del equipo del periódico O Globo. Fue a través de sus páginas, específicamente las páginas de la sección de deportes, en donde desarrollé el gusto por la lectura y por el periodismo cuando era niño.

Tener la oportunidad de liderar la empresa en un momento crucial de su historia, con todos los desafíos que las bigtechs les imponen a las empresas de medios de comunicación, y lograr en ese período no solamente desarrollar nuevos modelos de negocios que nos permitieron retomar la sostenibilidad económica, sino también consolidar nuestro liderazgo en el país en todos los indicadores económicos o de audiencia posibles, son motivo de una gran realización profesional.

Estamos en la víspera de celebrar nuestro primer centenario. A lo largo de todo ese periodo, fueron muchos los momentos en los cuales O Globo tuvo un papel relevante en la defensa de la democracia. Cuando surgimos, en 1925, era común que los periodistas de la época estuvieran al servicio de corrientes políticas específicas. En ese sentido, tener como premisa la total independencia y el compromiso con los hechos, ya significaba una ruptura con el modelo vigente.

Durante nuestros 100 años tuvimos que lidiar con muchas amenazas, a veces concretizadas, a nuestra democracia. La más reciente, iniciada al final de la década pasada. El ejercicio diario de nuestra esencia, en la cual el compromiso con la verdad, la transparencia y con el equilibrio en el proceso de entendimiento y espacio para los diversos sectores de la sociedad es innegociable, y nos puso, una vez más, como protagonistas en la prensa brasileña en la lucha por la manutención de nuestro régimen democrático.

¿En qué momento se encuentra la prensa escrita en la actualidad?

La prensa escrita, hoy en formato más multimedia y digital que nunca, se encuentra delante de una tercera revolución en un corto espacio de tiempo. Pienso que el primer gran desafío nació con el surgimiento del internet, a mediados de los años 90. En la secuencia, cerca de diez años después, la llegada de los smartphones y del internet 2.0 nos impuso nuevos desafíos, especialmente en el mercado publicitario. Actualmente estamos, tal vez, frente a la más desafiadora de todas las revoluciones:  la Inteligencia Artificial Generativa (AIG).

Si por un lado trae muchas oportunidades en el aumento de la productividad, en la generación de nuevos contenidos y en la personalización de la experiencia de nuestros lectores, por otro nos deja vulnerables tanto en la propriedad intelectual como en la generación de audiencia, dado el peso de los buscadores en el origen del tráfico. Existen muchas preguntas sin respuestas. La regulación es fundamental. Pienso que, mientras no tengamos soluciones para estos desafíos, debemos aprovechar, desde ya, la parte “positiva” de esa nueva tecnología.

¿Cómo es el papel de la IA en la transformación del periodismo? ¿Es una amenaza para los medios tradicionales?

Así como venía comentando, la AI generativa es una enorme revolución para la economía entera, incluido el periodismo. Va exigir (también) de los periodistas un gran esfuerzo de entrenamiento, dada la disrupción del proceso de producción de noticias. Nuevas habilidades, especialmente el manejo de AI para agilizar etapas dentro de la redacción o desarrollar nuevos contenidos son fundamentales.

La persona que no sea inquieta por obtener conocimiento y curiosa se va a quedar atrás. A pesar de todo, veo mucho futuro para el periodismo en ese contexto. Pienso que la sociedad va a valorar, cada vez más, el contenido realizado por humanos y para humanos. Y en Globo tenemos ese compromiso asumido públicamente desde el año pasado. Nada será publicado sin, por lo menos, contar con la revisión realizada por un ser humano.

Sin embargo, repito, la regulación es fundamental para proteger los derechos autorales de los productores de contenido y, también, la diseminación de fake news. Creo que el surgimiento de IAG torna absolutamente impostergable esa decisión entre legisladores de todo el mundo.

¿Considera que la IA puede ayudar a combatir la desinformación, o, por el contrario, presenta un riesgo para la credibilidad de los medios?

Nos demoramos demasiado (son pocos los países en el mundo con regulación de las bigtechs) como sociedad para tener éxito con una regulación justa e integral. No por falta de esfuerzo e iniciativas, sino por la presión que ejercen esas empresas en el ámbito parlamentar.

Ahora, frente al riesgo doble de i) tornar inviable el periodismo internacional por la falta de protección a la piratería turbinada por la IAG y, ii) la sofisticación que la producción de fake news alcanza con esta tecnología, no tenemos como esperar más. Es un riesgo muy grande para las democracias y va a exigir un esfuerzo colectivo para ser dirigido.

Aún así, reitero que, a pesar de los enormes desafíos mencionados, vislumbro muchas oportunidades para las empresas de periodismo. Aquí, en el grupo O Globo tenemos un valor muy importante, que es el optimismo.

No porque esperemos que las cosas salgan bien, sino porque creemos que, con mucho trabajo, entusiasmo y pasión, los resultados acaban sucediendo siempre.